Que sea la noche es un relato visual sobre mi hija Eva.
A medida que crece la observo a través de la cámara, principalmente durante los días de verano. Todos los años volvemos a un pueblo pequeño a la orilla del mar.
Me guían algunas preguntas, su forma de nombrar las cosas,
la noche, el campo.

¿Vamos a Rocas Negras?
En su juego de medianoche salimos
de viaje hasta el pequeño pueblo
donde volvemos cada verano.
Eva empezó a nombrar la casa
y el pan que leuda sobre la mesa.
Con el correr de los días el camino
de tierra trae los mismos juegos,
los mismos rezos.
La sal se adhiere al pelo, a la ropa
y a todas las cosas que nombra.
Al final del verano nace una piel
nueva, para hacerla más fuerte Eva
se baña en el mar hasta que
la luz del día desaparece.








